Me regalaste la sonrisa
A Lola
Vagar por senderos marchitados
Sin hallar la ansiada felicidad
Son caminos de bosque calcinados
Que me sumerge en la tempestad.
Lágrimas de lluvia en mi piel
Desembocan en mi tristeza
Mezclando calor y frío Hiel
Intento escapar de la maleza.
Diviso campos con flores bellas
Muy lejos está la rosa que apacigua mis penas
No puedo ver tu cuerpo ni oír tu voz
Sólo tu aliento me regala tu flor.
En una mañana soleada
Busco tu olor por carreteras serpenteadas
El sol intenta alejarme de ti
La luna aunque oculta es mi aliada,
Está dormida, despierta y me guía
Ahora te vislumbro en la lejanía.
Tu abrazo me sostiene
Tu voz me regala la tranquilidad
Tus palabras y sonrisas me guían
Despierta mi voz dormida.
Me siento atrapado en tu luz
Quiero permanecer iluminado
Minuto a minuto me has regalado
La paz y el cariño que tenía olvidado.
En el lecho del amor estabas descansando
Tan bella que el tiempo estaba parado
Resistencia al amanecer
La luna se resistía a marchar
Tan tierna, nos quería besar.
En la oscuridad estimaba tus finos labios
El roce de tu cuerpo me paralizaba
Tu aliento me alimentaba
Mis manos temblorosas te buscaban.
Nos buscamos en el silencio de la noche
Se dejaban oír nuestros corazones
Sumergidos en nerviosismo y pasión
Se encendió la llama de la unión.
Te marchaste, no fue un adiós
Quedé solo, pero con tu sabor
Con apetito de volver a ti
Y morir junto a la estación
Que te vio partir.
Fue tan grande nuestro amor
Que las estrellas nos envidiaron
Esa noche dejaron de brillar
No nos querían despertar.
Te marchaste, no fue un adiós
Pero vuelve a mi amor
Acaríciame y regálame tu compañía
No quiero la noche ni el día
Si no estás a mi lado moriría.
Entiérrame junto al mar que te vio nacer
Constrúyeme un templo y permaneceré
Siempre a tu lado… vélame
Estaré muerto, pero no desapareceré,
Vuelve a mí, contigo quiero nacer.
Víctor M. Morillo