El retrato

 

 

      Hoy me he levantado, y mi vida quizás, haya cambiado para siempre, a trabes del cristal ya nada es igual.

     Las gotas de esa fría lluvia que arropa el asfalto componiendo notas monótonas, acompasadas, una tras otra, gotas que nacen allí arriba, allá a lo lejos y mueren sin sentido en la calle vacía. Me hacen pensar cosas, ellas hacen  que las compare con mi vida.

     ¿Por qué mi sonrisa ha desaparecido? ¿Por qué hubo de ocurrir aquello? ¿Por qué a mí? Anoche, quizás la más terrible y posiblemente la más maravillosa de todas las noches que he vivido, esa noche que jamás olvidare. No puedo aliviar mi cabeza de aquellos recuerdos, me corroen, me asustan, pero a la vez, hacen que me sienta necesitado por algo o alguien, y no sé que es.

     Todo comenzó al regresar a mí casa, empapado a causa de la tormenta, que con bastante violencia asolo la ciudad. Me despoje de mis ropas mojadas, y me acomode en el sillón, junto a la ventana, poco a poco el cansancio se iba apoderando de mis huesos. Todo, estaba en el mismo sitio, todo igual como lo deje al salir, todo, excepto un detalle. . .  El retrato de mi bella abuela, de mi difunta abuela, que todas las noches contemplaba tan tiernamente, sujetándolo entre mis dedos, rogándole con voz tenue que regresara a mi lado. Un extraño escalofrío recorrió mi cuerpo al observar que el cristal de la foto estaba resquebrajado por la mitad, atravesado descaradamente, su cuerpo, su cuello, jamás en mi vida habría estado tan seguro, de que al salir aquella tarde el retrato estaba normal, mataría a quien se atreviera a negarlo. Me levante del sillón para cerciorarme de lo que estaba viendo, y justo entonces, cuando me encontraba de pie, en la ventana, apareció. . . ¡Era ella! Le vi allí, de pie, con sus blancos cabellos empapados, si, era ella. . . Lentamente se giro, y se marchó, se la trago la lluvia como si de un abismo se tratase. . . 

     ¿Que fue aquello que vi esa noche? ¿Acaso el deseo incontrolable de su presencia hizo que mi mente proyectase su imagen? ¿Se trataba de mi mente en realidad? Pero. . . ¿y el retrato? Hay muchos retratos que con el paso del tiempo pueden romperse, no lo sé, o acaso lo que vi fue un espíritu, ¿quien puede ayudarme a comprender? ¿Debo recurrir a un psicólogo? ¿O quizás a alguien que maneje las fuerzas del mas allá? Necesito saber la verdad. . . ¿quien puede decirme de verdad y con seguridad, que se trató de mi mente o de magia?. . .  ¿Quien?. . .  

     

 

 

 

 

 

                                                                                                                                        VÍCTOR M. MORILLO

 

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